Hay empleados llamados "tóxicos" que son aquéllos que con su comportamiento se las ingenian para conseguir trabajar lo menos posible aún suponiendo ésto aumentar la carga de trabajo a sus compañeros.
Para ello y para demostrar la baja productividad de un empleado es por lo que:
Las empresas pueden contratar a un detective para que, utilizando fórmula legales para que puedan ser empleadas en un juicio y el trabajador no pueda acusar a la empresa por despido improcedente, detecte y demuestre este tipo de comportamiento nocivo.
Una sentencia, emitida por la Sala de lo social del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, dió la razón a una empresa que despidió a un empleado por, deliberadamente, trabajar de forma lenta, ocasionando perjuicios a sus compañeros.
Eso sí, la investigación para probar la baja productividad se recomienda que se base siempre en datos, lo más objetivos posibles, intentando valorar el rendimiento comparándolo con el de otros compañeros que realicen una labor similar o, simplemente, comparar el desempeño actual con el que hubiera estado realizando hasta el momento.
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