Puede realizar investigaciones por iniciativa propia y menos con el fín inmoral de vender esa información.
Para poder llevar a cabo cualquier tipo de investigación, el cliente que la solicite tiene que tener un interés legítimo y hacer una petición formal. Sólo así, y comprobando que ese interés es cierto, el detective puede empezar ese servicio ya que hay clientes que pueden solicitarlos por mala fe o por querer dañar los derechos del investigado e incluso, querer extorsionarle.
El detective nunca puede empezar un trabajo sin que ese interés sea legítimo. Sólo comprobando que ese interés deriva de una justificable relación o vínculo se llevará a cabo. Éste puede ser de naturaleza familiar, social, sentimental, laboral, etc.
Una vez que ha comprobado que el interés es legítimo y contratado legalmente el servicio, se establece una relación entre el detective privado y el cliente, regida por la confidencialidad, secreto profesional y discreción.
El detective privado nunca utilizará medios ni prácticas ilegales ya que vulnerarían los Derechos Fundamentales que establece la Constitución Española y que están tipificadas como delito.
Teniendo en cuenta todo esto, al final de la investigación, el detective privado emitirá un informe claro y objetivo que se puede aportar en los Tribunales de Justicia para apoyar las pretensiones legítimas de los clientes.
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